El movimiento obrero argentino tiene una larga y compleja historia de luchas. Fue iniciado poco después de la mitad del siglo XIX, tanto por la comunidad de obreros afroargentinos como por grupos socialistas y anarquistas llegados en la gran inmigración europea. En el curso del siglo XX desarrolló grandes y poderosos sindicatos de industria que pusieron a la clase obrera como protagonista de la historia argentina y al mismo tiempo fue objeto de grandes persecuciones y matanzas. Desde fines del siglo XX, la globalización ha afectado al movimiento obrero argentino e impulsado nuevas iniciativas y debates con el fin de reorganizarse para enfrentar los nuevos desafíos que enfrentan los trabajadores en el siglo XXI.
UGT, FORA y CORA (1900-1909)
En 1901 un grupo de sindicatos socialistas y anarquistas crean la Federación Obrera Argentina (FOA). En octubre de ese año en Rosario, se produjo la muerte del obrero Cosme Budislavich, primer mártir del movimiento obrero argentino. Sin embargo, la unidad entre socialistas y anarquistas no perduró. En 1903 los socialistas crean la Unión General de Trabajadores (UGT), y en 1904 los anarquistas constituyen la Federación Obrera Regional Argentina, la "FORA", que definirá claramente su tendencia anarco-sindicalista al año siguiente en el V Congreso (FORA del V Congreso). A partir de ese momento el movimiento obrero argentino tuvo siempre centrales de máxima conducción.
A pesar de la división entre socialistas y anarquistas, la unidad sindical será una preocupación permanente del movimiento obrero argentino. Todos los congresos sindicales registran en el primer lugar de los temarios el problema de la unidad. Los hechos mismos ponían en evidencia la importancia de la unidad de las centrales. De las 14 huelgas generales que declararon ambas centrales entre 1900 y 1914, solo tuvieron éxito las cuatro que fueron declaradas conjuntamente, en 1904, 1907, 1909 y 1910.
En 1907 fracasó el primer intento de unificar las centrales obreras. En esa oportunidad el destacado anarquista italiano Luis Fabbri, presente en Buenos Aires, criticó duramente la táctica de los anarquistas argentinos de identificar la federación y los sindicatos con la ideología anarquista:
No quisiera ser mal profeta, pero mucho temo que tarde o temprano, este error táctico, sea duramente pagado por nuestro movimiento en la República Argentina. (La organización sindical), para no ser dogmática o autoritaria, debe evitar toda afirmación que pueda dividir a la masa proletaria según especiales preocupaciones de partido... (Pone) moralmente en condiciones de inferioridad a los adversarios sólo porque están en minoría. Equivale decir a los obreros que no piensan como nosotros: ¡Idos![3
En 1909, un segundo congreso de unificación tampoco logra su objetivo, pero en este último, la UGT socialista se disuelve y se forma la Confederación Obrera Regional Argentina (CORA). La CORA marca la aparición en Argentina de una nueva corriente sindical: el sindicalismo revolucionario, que, a diferencia de los socialistas y los anarquistas, reclamaba la desvinculación de los sindicatos de las corrientes y partidos políticos.
Por su parte, en esta década, varios sindicatos iniciaron procesos de unificación a nivel nacional. En 1902, 12 sindicatos de estibadores constituyen la Federación Nacional de Obreros Portuarios, y 7 sindicatos constituyen la Federación de Obreros Albañiles. Lo mismo sucede con la Federación de Obreros Agrícolas. Estas federaciones nacionales buscaban superar la debilidad evidente que demostraba la acción dispersa en sindicatos locales.
Voto secreto, democracia y sindicalismo
Desde la Revolución del 90 la protesta política y social en Argentina fue creciente: el sindicalismo, la acción socialista parlamentaria, la huelga de inquilinos, la protesta anarquista, el accionar intransigente y revolucionario del radicalismo, la protesta de los chacareros (Grito de Alcorta, 1912).
Son expresiones de una sociedad civil que estaba reclamando cambios institucionales y mayor participación en los asuntos públicos. En un hecho histórico, en 1912 el gobierno conservador acepta promover la sanción de la ley del voto secreto, universal y obligatorio.
El voto secreto tuvo una gran importancia para liberar el voto de los peones rurales, cauitivo hasta allí de la voluntad de los estancieros. La siguiente frase, expresada por Carlos Rodríguez Larreta (ex canciller y gran estanciero) en 1912 es muy expresiva de la opinión de los sectores más conservadores ante la ley del voto secreto:
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- Si mi peón hubiera tenido la misma acción que yo para resolver los problemas económicos internacionales, o políticos del país, habríamos estado viviendo bajo un régimen absurdo. No ha sido así, gracias a Dios, porque yo he dirigido a mi peón. Pero el voto secreto lo independiza, al privarlo de una influencia saludable y legítima... Y lo malo es que, a menudo no tenemos un solo peón sino varios, y que algunos tienen muchos.
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Debido a la ley de voto secreto los resultados electorales modifican completamente el signo que habían seguido los últimos 60 años. En 1916 es elegido presidente Hipólito Yrigoyen, de la UCR, que va a representar fundamentalmente a los sectores medios. Simultáneamente el socialismo obtuvo una gran representación en el Congreso, alcanzando a 20 diputados, algunos de ellos, por primera vez, dirigentes sindicales.
La legislación obrera recibió un impulso desconocido hasta entonces, sancionándose entre muchas otras leyes, la jornada de 8 horas.
A partir del gobierno radical de 1916 el Estado comenzó a actuar como árbitro en los conflictos laborales. La FORA del IX Congreso atenuó el rigor de sus huelgas y aumenta su actividad de negociación colectiva, aceptando el rol arbitral del Estado en la misma, a través del Departamento de Trabajo y la primera ley de "Inspección y policía del trabajo" 10.307.
Por otra parte a partir de la elección de un gobierno más reresentativo de la población, los sindicatos comenzaron a reclamar también mayor participación en la esfera política.
Ejemplo de esta nueva actitud es la declaración de los ferroviarios en huelga, en 1917, proponiendo asumir la dirección de los ferrocarriles. La declaración de la Federación Obrera Ferrocarrilera dice:
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- Ante la imposibilidad de llegar a una solución decorosa para los trabajadores que no están dispuestos a someterse a los accionistas extranjeros... declaramos que estamos dispuestos a asumir la explotación y dirección de los ferrocarriles en la seguridad de que, los obreros y empleados se colocarán en condiciones de recibir una justa compensación a sus esfuerzos productivos, que traería como consecuencia inmediata la normalización permanente del tránsito general y constituiría asimismo, la mejor garantía para el progreso del país.
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Al terminar la década del 1920 los trabajadores ferroviarios crearon la Confraternidad Ferroviaria, adoptando un modelo de sindicato por rama de actividad, fuertemente centralizado y capaz de negociar con las grandes empresas y los gobiernos, y que habrá de ser el modelo clásico del sindicalismo argentino.
En sentido confluente, en 1920 el senador socialista Enrique del Valle Iberlucea, presentó un proyecto de ley creando un Consejo Económico del Trabajo, elegido democráticamente por los sindicatos, y con la función de ser el máximo organismo directivo de la vida económica nacional, planeando la nacionalización de los sectores clave, dirigiendo las empresas estatales, controlando la industria y la inmigración.
Sindicalización de los trabajadores rurales
A partir de 1918 las dos FORA comenzaron a establecer sólidas organizaciones sindicales entre los trabajadores rurales. En 1918 y 1919 se realizan las primeras huelgas en los obrajes forestales del norte de Santa Fe y Chaco (La Forestal), que fueron difundidos en la película Quebracho, y en las plantaciones de yerba mate de Corrientes y Misiones, donde el mensú era explotado en condiciones de esclavitud, y que ha sido retratado en la novela y película Las aguas bajan turbias.
Simultáneamente, en 1920 la FORA del IX Congreso celebró un Pacto de Solidaridad con la Federación Agraria Argentina, organización representativa de los chacareros, arrendatarios y pequeños agricultores, en constante lucha contra los grandes propietarios de tierras (Luna 1964, 219).
Creación de la OIT
En noviembre de 1919 se reunió en Washington la Conferencia Internacional que daría origen a la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La OIT es un organismo tripartito gobernado por delegados de los gobiernos, los sindicatos y los empleadores, por lo que correspondía a la Argentina enviar a la organización sindical "más representativa" en nombre de los trabajadores argentinos.
El gobierno de Yrigoyen, en lugar de convocar a la FORA, indudablemente la central obrera más representativa del país, decide unilateralmente encargar al sindicato ferroviario La Fraternidad, la representación del movimiento sindical argentino en la conferencia de creación de la OIT. La Fraternidad era un sindicato autónomo de la FORA, con mejores relaciones con el gobierno radical y elgió a Américo Baliño, para esa responsabilidad y tuvo una buena participación en la Conferencia. El hecho generó un escándalo internacional, porque Léon Jouhaux, en nombre de la Federación Sindical Internacional cuestionó la falta de representatividad de La Fraternidad, y el delegado obrero argentino estuvo a punto de quedar fuera de la Conferencia. Finalmente, el delegado argentino fue aceptado, a pesar del voto en contra de los delegados obreros, porque los bloques de los gobiernos y los empleadores aceptaron su presencia. En el futuro el gobierno argentino consultará previamente con la FORA antes de designar al delegado obrero a la Conferencia anual de la OIT
La Patagonia Rebelde
La FORA había organizado en Río Gallegos (Santa Cruz) la Sociedad Obrera de Río Gallegos dirigida por el anarquista español, Antonio Soto, conocido como "el gallego" Soto. Santa Cruz es un centro de producción de lana con destino a la exportación, con grandes latifundios y frigoríficos ingleses.
Al año siguiente de la masacre de la Semana Trágica, en octubre de 1920, la policía de Santa Cruz detiene a los sindicalistas a cargo de la Sociedad Obrera, la mayoría de ellos inmigrantes, y pretende expulsarlos del país, aplicando la Ley de Residencia. La Sociedad Obrera declara entonces la huelga en toda la provincia por la libertad de los dirigentes sindicales. Obtenida la libertad el conflicto continúa por mejoras salariales y de condiciones de trabajo para los peones de campo. Se inicia una larga negociación con los terratenientes que termina fracasando por graves desavenencias entre anarquistas, sindicalistas, socialistas y comunistas. El gobierno de Hipólito Irigoyen envía el ejército, al mando del teniente coronel Héctor Benigno Varela (2 de enero de 1921) quien descabeza la huelga. El conflicto tiene un principio de solución a través de un laudo del gobernador Yza, que es aceptado por las partes y homologado por el Departamento de Trabajo de la Nación (22 de febrero de 1921).
La tragedia se desata cuando los terratenientes deciden desconocer el laudo argumentando la baja del precio de la lana (julio de 1922). Actúa la parapolicial Liga Patriótica. El 24 de octubre se allanan y clausuran los locales de la Federación Obrera de Río Gallegos, Puerto Deseado, San Julián, Puerto Santa Cruz y se detienen a los dirigentes obreros. Se declara la huelga general en Santa Cruz.
10 de noviembre. Vuelve Varela a Río Gallegos imponiendo "la pena de fusilamiento" contra los peones y obreros en huelga. El gobierno trasandino colabora con las fuerzas argentinas. El ejército perseguirá a los huelguistas, los irá atrapando y fusilando sumariamente. Total, unos 1500 obreros y líderes sindicales fusilados.
El 27 de enero de 1923, el anarquista alemán Kurt Gustav Wilckens, mata a Varela en el barrio de Palermo de la ciudad de Buenos Aires.
Existe una película del director Héctor Olivera, titulada "La Patagonia Rebelde", que recrea aquella masacre.
Aparece la CGT
Pocos días después del golpe militar, el 27 de septiembre de 1930, los trabajadores argentinos creaban la Confederación General del Trabajo (CGT). Sin embargo, habría que esperar aún 6 años para que la misma se organizara formalmente con su Congreso Constituyente desarrollado entre el 31 de marzo y el 2 de abril de 1936. Hasta entonces la CGT actuará mediante sencillos mecanismos de articulación sindical.
La creación de una central sindical unitaria es un objetivo permanente del movimiento obrero argentino desde sus mismos inicios. La iniciativa de crear la CGT parte de la FOPA (Federación Obrera Poligráfica Argentina), organización sindical en la que coexistían socialistas (Pedro Porcel), comunistas (Manuel Punyet Alberti) y sindicalistas (Sebastián Marotta).
La FOPA había emitido una declaración en 1927 en la que afirmaba:
:::"En estas circunstancias toda división constituye un verdadero crimen contra los intereses proletarios, en beneficio exclusivo de la clase capitalista"
y convocaba a hacer:
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- " todos los esfuerzos para unir en un solo organismo nacional a todos los explotados por el régimen burgués y capitalista en la región argentina".
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La USA (sindicalista) y la COA (socialistas) aceptan la fusión, en tanto que la FORA (anarquista) la rechaza. Por su parte los sindicalistas comunistas se oponen a los términos de la unidad sindical, y prefieren orientarse a la creación de sindicatos y una central claramente alineada con el comunismo. Un sector del socialismo (Pérez Leirós) también se opuso a la unidad, lo que llevará al retiro de La Fraternidad del proceso de unidad. Es la Confederación Ferroviara liderada por socialistas cercanos a los sindicalistas, la que presiona agresivamente y finalmente obtiene el consenso suficiente para crear la CGT.
El golpe de estado militar del 6 de septiembre de 1930, la inmediata ilegalización de la FORA y el comienzo de la represión al conjunto del movimiento obrero precipitaron la unidad.
El 27 de septiembre de 1930 se determina el nombre de la organización, tomado de su homónima francesa de tendencia sindicalista revolucionaria, y se elige a su primera conducción:
- Secretario General: Luis Cerruti
- Prosecretario: Alejandro Silvetti
- Tesorero: Andrés Cabona
- Protesorero: José Negri
- Vocales: Abraham Resnik, Segundo Ortiz, José Milani, Luis González, Ceferino López, Antonio Melani.
En ese momento la CGT representaba 124.500 miembros (la COA aportaba 90.000 y la USA 14.000; poco después se suman los tranviarios con 10.000, telefónicos con 2.000 y ATE-estatales, con 7.500).
Cornblit dice sobre el tipo de sindicalismo que implicaba la creación de la CGT:
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- "Si algo caracteriza a esta CGT es su proclividad a conciliar y tratar con el gobierno. En términos actuales diríamos que está más cerca de una filosofía participacionista que conflictiva".
La creación de la CGT es un acto de gran trascendencia en la vida política de Argentina, porque preparaba las condiciones para que la clase obrera argentina dejara de ser un actor marginal del proceso histórico, para convertirse en un protagonista decisivo.
La Ley 11.729 (contrato de trabajo en el sector servicios)
Uno de los hechos más destacados de la década fue la sanción de la Ley 11.729 de reformas al Código de Comercio, que estableció un avanzado sistema de relaciones laborales para los trabajadores del sector comercial y de servicios, y que constituyó el principal antecedente de la Ley de Contrato de Trabajo 20.744, sancionada 40 años después en 1974. La sanción de esta avanzada ley laboral se explica por alto nivel de unidad logrado por la alianza de la Confederación de Empleados de Comercio, la Unión de Cortadores de Confección, la Asociación Bancaria, la Asociación de Viajantes de Comercio y la Asociación de Empleados de Farmacia, que aunados en una Comisión Intersindical presidida por Ángel Borlenghi (socialista), logran la sanción de la ley en 1936, luego de 4 años de luchas y negociaciones.
El éxito que implicó la sanción de esta ley promoverá a Ángel Borlenghi al primer plano del movimiento sindical argentino, y a dirigir la CGT. A partir de 1945 Borlenghi adherirá al peronismo y será Ministro del Interior del gobierno de Perón, el segundo hombre en importancia.
Generalización del sindicato por rama
La CGT promovió fuertemente la organización sindical a partir de cada rama de producción. De este modo se modificó totalmente el panorama sindical. Los sindicatos aparecieron con un número menor y más cohesionados, a diferencia de la gran cantidad de organizaciones dispersas que caracterizaba hasta entonces al sindicalismo por oficio y por especialidad que era la base de la FORA. El número absoluto de sindicatos existentes disminuyó, pero se verificó un aumento de la potencia de la clase trabajadora como conjunto.
El surgimiento de la CGT venía a concretar en la Argentina esta transformación estructural del sindicalismo que estaba sucediendo a nivel mundial. El 70% de los sindicatos de la CGT estaban organizados por rama de industria o actividad.
El caso del sindicato de la construcción es útil para comprender el proceso. Los trabajadores de la construcción crearon un sindicato único en esa década. Antes estaban separados en 14 sindicatos distintos: pintores, albañiles, yeseros, parqueteros, marmolistas, escultores, modeladores, carpinteros, aserradores, colocadores de mosaicos, colocadores de vidrios, electricistas, calefaccionistas y picapedreros.
El 1 de mayo de 1936
En marzo de 1936 se desarrolla finalmente el demorado Congreso Constituyente de la CGT, elaborando sus estatutos definitivos. Allí se puntualizaron las fallas del sindicalismo argentino y su gravitación en el desarrollo nacional. La declaración emitida en aquella ocasión preanuncia con claridad el papel que el movimiento obrero argentino habría de desempeñar en los años siguientes:
Esta orientación estratégica de la actividad sindical hacia el Estado, de características fuertemente nacionalistas, para influir en el gobierno y la sociedad en su conjunto, constituirá la característica central del movimiento obrero argentino durante el resto del siglo XX.
La notable transformación que estaba produciendo el movimiento obrero argentino en la década del 30, se hará evidente en la organización del Acto del 1 de mayo de 1936. En un gesto sin precedentes, la CGT asume entonces la misión de unir alrededor suyo a los demás sectores populares, convocando a los partidos socialista, radical, demócrata progresista y comunista, y al movimiento estudiantil, a compartir el acto y la tribuna. El resultado fue una manifestación sin precedentes en la historia argentina, que convocó a más de 160.000 personas. En él, hablaron José Domenech (CGT), Arturo Frondizi (UCR), Lisandro de la Torre (PDP) y Mario Bravo (PS), y por primera vez en un 1 de mayo se entonó el himno nacional.
En su discurso frente a la multitud, el senador demócrata progresista Lisandro de la Torre, definía el sentido del acto diciendo:
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- "Este mitin formidable de ciudadanos libres se propone ratificar el repudio de la política gubernamental que ha endeudado la economía a los monopolios extranjeros".
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Por su parte, y como cierre del acto, el senador socialista Mario Bravo, dijo:
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- "Como homenaje a la Nación entera y como explicación de la conjunción de fuerzas que aquí se realiza, ha sido ejecutado el himno nacional, porque el movimiento que se inicia en la fecha no puede tener otro destino que la defensa de la Nación, de sus intereses, sus riquezas y sus principios hoy alterados. La unión solidaria de las fuerzas aquí presentes, la reunión de hombres que han sido adversarios, es indispensable para impedir una nueva invasión inglesa. Pero para esta empresa no basta reunirse en la plaza o levantar el puño: es necesario crear fuerza, afianzar los sindicatos, crear los organismos de lucha eficientes".
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La magnitud de la convocatoria política y social, estaba situando al movimiento obrero argentino, por primera vez, como protagonista de la historia argentina. La llamada historia "chica" del sindicalismo había crecido hasta mezclarse con la historia "grande" del país.
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